TRES POETAS EN EL CÍRCULO (1998)
“Gacela del amor desesperado”
Tres poetas en el circulo (1998)
Tres poetas: un recorrido musical por los versos de esta poetísima trinidad del siglo XX: Lorca, Cunqueiro y García Calvo, con piano, acordeón, guitarra y violoncelo. De Lorca la pasión, de Cunqueiro la ternura, y de García Calvo la negra flor del pensamiento.Tres poetas: tres afluentes de un mismo caudal poético, que se remonta a las cantigas de amor y de amigo de aquellos primeros trovadores galego-portugueses en los siglos XII y XIII, que pasa por san Juan y santa Teresa, por Quevedo y por los Machado, y riega nuestros sueños y que ya forma parte de nosotros.
Tres poetas que me llevaron a hacer un puñado de canciones, recogidas en sendos discos, y de las que se ofrece una selección en este recital de sonetos y gacelas, damas e cabaleiros y canciones y soliloquios, incorporando de nuevo el piano y con él canciones que no he olvidado.
Tres poetas, tres en uno, pensando en el otro, que eres tú: pues “yo no digo mi canción sino a quien conmigo va”.
LA GRABACIÓN
Este es el primer disco en vivo y en directo que he tenido la ocasión de grabar. Siempre he creído que el pálpito, la emoción y el fervor que a veces se da en un recital, en ese encuentro entre el público y el intérprete, compartiendo un mismo espacio y momento, es imposible de alcanzar en un estudio de grabación, por muchos técnicos que se tengan.
Así pues, entre el 6 y el 11 de mayo de 1997 grabamos tres de los seis conciertos que dimos en el Círculo de Bellas Artes; seleccionamos las mejores interpretaciones y editamos el disco por las buenas, sin quitar ni añadir un suspiro ni una corchea. Los aplausos nos dieron algún problema, porque no podíamos recogerlos tal cual, pero tampoco habría sido natural suprimirlos del todo, ya que forman parte del ambiente, así que optamos por reducirlos a una medida testimonial. En algunos momentos me acordé de aquel poema de Celaya que tanto me emocionó cuando se lo oí cantar a Paco Ibáñez: “No es una poesía gota a gota pensada, no es un bello producto, no es un fruto perfecto; es lo más necesario, lo que no tiene nombre: son gritos en el cielo y en la tierra son actos”.
Sea como fuere, confío en que hayamos sabido captar de algún modo y dejar plasmada en este disco la emoción sentida en aquel escenario del Círculo gracias a la presencia cálida y silenciosa de nuestro público. A menudo se pondera la sensibilidad del artista, del creador, del intérprete, pero de nada le valdría sin un espectador capaz de apreciarla, ya que la elocuencia, como decía don Antonio Machado, está tanto en el que habla como en el que escucha.
Debo añadir que ha sido una suerte poder cantar acompañado por unos músicos como Pedro Navarrete al piano, Rafael Domínguez al violoncelo y Cuco Pérez al acordeón.